Lucifer / Jackson
Pollock / 1947 / Museo de Arte Moderno, Nueva York.
Análisis
Técnica: Técnica mixta (esmaltes acrílicos, óleo y otros materiales).
Soporte: Lienzo.
Arte figurativo o abstracción: Abstracción.
Formas y su representación: Manchas y colores producto del goteo de la pintura directamente de los pinceles o de los botes agujereados, técnica denominada Dripping, característica del Action Painting.
Recursos expresivos: Sólo los efectos producidos en el espectador por el ritmo de la mezcla de los colores y manchas informes.
Tema iconográfico: Pintura abstracta, ninguno salvo lo mencionado más arriba.
Composición: En principio ninguna, la pintura simplemente se va derramando sobre el soporte, pero el resultado final, semejante a un entramado visto al microscopio de neuronas negras salpicadas de otras de variados colores, no parece casual, sino debido a la acción o los movimientos sistemáticos y con un cierto criterio del pintor sobre el lienzo.
Línea / Dibujo / Modelado: No existe, directamente la pintura vertida sobre el lienzo.
Color: Destaca el negro sobre el lienzo blanco, gris y, en algunas zonas, ocre, aunque también encontramos salpicaduras dispersas de colores cálidos (amarillos, naranjas, rojos) y fríos (violetas, azules, verdes).
Luz / Iluminación: Una vez más, en principio, tampoco existe, aunque debe destacarse el efecto del fondo claro a través de las zonas coloreadas.
Perspectiva: De nuevo parece no haber, se trataría de una pintura plana por tanto, pero podemos apreciar posibles planos diferenciados en la alternancia del fondo claro con las zonas manchadas de negro y las salpicadas por las manchas de colores fríos y cálidos.
Soporte: Lienzo.
Arte figurativo o abstracción: Abstracción.
Formas y su representación: Manchas y colores producto del goteo de la pintura directamente de los pinceles o de los botes agujereados, técnica denominada Dripping, característica del Action Painting.
Recursos expresivos: Sólo los efectos producidos en el espectador por el ritmo de la mezcla de los colores y manchas informes.
Tema iconográfico: Pintura abstracta, ninguno salvo lo mencionado más arriba.
Composición: En principio ninguna, la pintura simplemente se va derramando sobre el soporte, pero el resultado final, semejante a un entramado visto al microscopio de neuronas negras salpicadas de otras de variados colores, no parece casual, sino debido a la acción o los movimientos sistemáticos y con un cierto criterio del pintor sobre el lienzo.
Línea / Dibujo / Modelado: No existe, directamente la pintura vertida sobre el lienzo.
Color: Destaca el negro sobre el lienzo blanco, gris y, en algunas zonas, ocre, aunque también encontramos salpicaduras dispersas de colores cálidos (amarillos, naranjas, rojos) y fríos (violetas, azules, verdes).
Luz / Iluminación: Una vez más, en principio, tampoco existe, aunque debe destacarse el efecto del fondo claro a través de las zonas coloreadas.
Perspectiva: De nuevo parece no haber, se trataría de una pintura plana por tanto, pero podemos apreciar posibles planos diferenciados en la alternancia del fondo claro con las zonas manchadas de negro y las salpicadas por las manchas de colores fríos y cálidos.
Clasificación
Estilo: Pintura abstracta.
Etapa del estilo: Expresionismo abstracto. Action Painting. Dripping.
Obra / Título: Lucifer.
Autor y/o comitente: Jackson Pollock.
Localización: Museo de Arte Moderno, Nueva York.
Cronología: 1947.
Comentario
En las últimas décadas del siglo XIX la pintura, debido, entre otras novedades, a que la fotografía usurpa una buena parte de sus funciones, iniciará una deriva que la llevará a ir despojándose una a una de las que habían sido sus principales características, abandonará la perfección fotográfica en la representación de la realidad que había alcanzado en el Barroco y, desde el Impresionismo hasta la Abstracción, llevará al arte figurativo hasta la no figuración, hasta la abstracción. La obra comentada, Lucifer, de Jackson Pollock, puede ser considerada la meta última de esta evolución. Veámosla.
Los primeros pintores que inician la ruptura con la representación realista y minuciosa de la realidad observada son los impresionistas, para ellos lo esencial es captar la impresión de la luz sobre las formas, en el instante en que se pinta y también cómo cambia según el tiempo transcurre. Por eso sus obras las hacen al aire libre, "au plein air", en directo, elaborando bocetos de lo que sus retinas captan, principalmente al mirar paisajes, su tema estrella. Necesariamente su trabajo debe ser rápido, con pinceladas precisas y pastosas, usando sólo colores primarios, sin perder tiempo en mezclas innecesarias, sin dibujo previo, "alla prima". La novedad es que esos bocetos los consideran obras acabadas, han logrado ya todos sus objetivos, no hay necesidad de retocarlas y terminarlas en el taller... ¡un escándalo, tal cual los cuelgan en sus exposiciones! Claude Monet y su Impresión, sol naciente (las obras citadas pueden verse al final del post) es un buen y paradigmático ejemplo de esto. Pero, de momento, sólo es la forma la que se deja "inacabada", aunque identificable; tema, composición, iluminación, volumen, perspectiva y demás elementos de la pintura siguen estando ahí.
Impresión, sol naciente / Claude Monet / 1872 / Museo Marmottan-Monet, París.
A continuación serán los pintores del Postimpresionismo los encardados de abrir nuevos caminos, de experimentar nuevas fórmulas, convirtiéndose en los precedentes directos de las vanguardias que inaugurarán el siglo XX.
Paul Gauguin en pinturas como El Cristo amarillo recupera la línea que delimita las formas, de nuevo nítidas y reconocibles, sin embargo desaparece la luz y con ella el modelado, el volumen, aunque sí permanece la profundidad en el conjunto de sus composiciones, la perspectiva. Pero lo que más destaca es el uso aleatorio que hace de los colores, sin relación real ya con las formas a las que se aplica, por esto se le considera precedente directo del Fauvismo. La danza de Matisse sirve como perfecto ejemplo de esta vanguardia pictórica, se trata de una composición circular muy dinámica, cinco figuras unidas por sus manos giran en un baile frenético, pero en realidad nada permanece tanto en la retina como el contraste cromático entre los vivos tonos rojizo-anaranjados del primer plano frente a los fríos azules y verdes del fondo de la escena, ya que éste parece el verdadero tema, la representación de un espacio tridimensional basado casi exclusivamente en el uso del color.
El Cristo amarillo / Paul Gauguin / 1889 / The Albright–Knox Art
Gallery, Buffalo, New York.
La danza / Henri
Matisse / 1909 / Museo del Hermitage, San Petersburgo.
A Paul Cézanne se debe el inicio de otra de las líneas evolutivas fundamentales de la pintura entre los siglos XIX y XX, la descomposición de las figuras en sus formas esenciales, siempre geométricas y subrayadas por el color, como en Los jugadores de cartas, donde se aprecia este geometrismo precedente de otra de las vanguardias contemporáneas, el Cubismo, en el que destaca la figura de Pablo Picasso, que parece llegar casi a la no figuración en ejemplos de su cubismo analítico como en Retrato de Ambroise Vollard, en una primera impresión casi abstracto, pero tras prestar más atención apreciamos la figura claramente dibujada de un varón, retratado como si su imagen fuera vista a través de un espejo roto en mil pedazos, descompuesta en multitud de pequeñas figuras geométricas sobre las que incide una luz que les da volumen y matiza una no muy amplia gama de colores, ocres y grises.
Los jugadores de cartas / Paul Cezzane / 1894-95 / Museo de Orsay, París.
Retrato de Ambroise Vollard / Pablo Picasso / 1910 / Museo Pushkin, Moscú.
Vincent van Gogh es el precedente de la última de las vanguardias que van a llevar a la pintura al final de su evolución contemporánea, su técnica nerviosa y pastosa, pasional, expresión de su psicología atormentada, como se puede apreciar claramente en su Noche estrellada, pasará al Expresionismo, que desde sus precedentes más inmediatos, El grito de Edvard Munch, pone el acento en unas temáticas centradas en las pasiones y angustias del ser humano, tratadas a través de formas cada vez más desdibujadas en composiciones protagonizadas por los colores y por cómo se han aplicado sobre el lienzo.
Noche estrellada
/ Vincent van Gogh / 1889 / Museo de Arte Moderno, Nueva York.
Noche estrellada
/ Vincent van Gogh / 1889 / Museo de Arte Moderno, Nueva York.
Vasili Kandinsky será el encargado de dar el último paso de la figuración hasta la abstracción, llevando el Expresionismo al Expresionismo Abstracto. Publica De lo espiritual en el arte, donde defiende que la pintura se asemeje a la música, que logra la comunicación entre el artista y el espectador a través de las notas musicales, sonidos completamente abstractos. La pintura igualmente debería lograr transmitir sensaciones y sentimientos sólo a través de las formas y los colores, ordenados libremente por la inspiración del pintor, sin buscar ninguna relación con el mundo observado, sin pretender imitar la realidad visual. Incluso los títulos de sus obras comienzan a asemejarse a los de la música, como Improvisación 19 o Composición VIII.
Improvisación 19
/ Vasili Kandinsky / 1911 / Städtische Galerie im Lenbachhaus, Munich.
Composición VIII / Vasili Kandinsky / 1923 / Solomon R.
Guggenheim Museum, New York.
A partir de este principio otros movimientos artísticos dentro de la abstracción buscarán otras vías, pero la síntesis a la que ha llegado Kandinsky se mantiene sin novedades esenciales. Por ejemplo, tanto en el Neoplasticismo de Piet Mondrian, Composición C (no.III), con Rojo, Amarillo y Azul, o en el Suprematismo de Kazimir Malévich, Blanco sobre blanco, forma y color siguen siendo los elementos casi exclusivos de estas pinturas, incluso en esta última, que parece haber eliminado el color, aunque no es así porque apreciamos distintas tonalidades de blancos ella.
Composición
C (no.III), con Rojo, Amarillo y Azul / Piet Mondrian / 1935 / Colección privada.
Blanco sobre blanco / Kazimir
Malévich / 1918 / Museo de Arte Moderno, Nueva York.
Pero Jackson Pollock parece ir un poco más allá, el Dripping, técnica característica del Action Painting empleada en la obra comentada, Lucifer, parece suprimir también la forma, quedando por tanto el color como único elemento imprescindible en la pintura, en la pintura abstracta. Y la composición, claro, porque pese al rechazo que este arte puede despertar entre parte del público, la mayoría, incluso entre estos, quedamos paralizados ante muchas de estas obras de arte, incapaces de desviar nuestra vista de ellas durante un buen rato, atrapados por lo que el artista quería comunicarnos con esta explosión de colores aparentemente aleatoria y sin sentido, pero largamente meditada para conseguir precisamente, y de forma voluntaria, este efecto.
Lucifer / Jackson
Pollock / 1947 / Museo de Arte Moderno, Nueva York.
Conclusión
Desde las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX la fotografía y el cine provocarán que la pintura busque nuevas vías de expresión, nuevos objetivos, que empezaron en el Impresionismo y terminarán en la Abstracción.
En este sentido Jackson Pollock supone el final del camino, la pintura reducida a uno solo de sus elementos, el único esencial, el único imprescindible para poder seguir considerándola como una obra de arte pictórica, el color: sin tema, sin formas, sin líneas, sin luz, sin volumen, sin perspectiva, sin... sólo el color.
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